Las 11 de Bilbao

Hoy una mujer puede abortar en la sanidad pública o hacerlo en una clínica privada, siempre que su poder adquisitivo se lo permita. Dependerá de si la ley contempla o no el motivo de la interrupción del embarazo. Pero antes de 1985 existía otra realidad. Abortar era ilegal, estaba penalizado. Así que las mujeres o las parejas que decidían interrumpir el embarazo por cualquier razón que para ellos resultase válida tenían que encontrar a alguien que quisiera practicar esa operación de modo clandestino. En 1975 se podía llegar a pagar hasta 400.000 pesetas del momento al profesional que practicaba el aborto. Una opción mucho más barata y, según numerosas opiniones, más segura, era coger un avión a Londres. Mujeres que lo hicieron aseguran que pagaron 90 libras por una especie de viaje concertado de dos días que incluía pruebas, intervención, vuelo y alojamiento.

Al año siguiente, hubo 8 mujeres de la localidad vizcaína de Basauri que tomaron la misma decisión, interrumpir su embarazo. Todas tenían vidas muy humildes y varios hijos. Fueron detenidas en su domicilio. Era el 9 de octubre de 1976. Resultaron acusadas y años después juzgadas por prácticas abortivas junto con el acompañante de una de ellas, la que practicó los abortos y su hija, que ejercía de ayudante. Estas mujeres se enfrentaban a penas de hasta 12 años de cárcel Fueron conocidas como “las 11 de Bilbao”. El juez llegó a decir a sus maridos que habían sido muy poco inteligentes al no haberse ido a Londres y evitarse todas esas complicaciones. En Bilbao estas mujeres recibieron sólidas muestras de apoyo, encierros en el Ayuntamiento, manifestaciones de miles de personas ante el Palacio de Justicia… y el seguimiento del movimiento feminista internacional. Gracias a una interpretación progresista de la ley en 1982 llegaron los indultos y las absoluciones de seis de estas mujeres. Las dos que practicaron los abortos y el hombre fueron condenados. La sentencia sentó dos precedentes fundamentales para los derechos de la mujer al aplicar estado de necesidad, que primaba la vida de la madre sobre la del feto, y delito imposible, considerando que una primera falta no tenía por qué implicar necesariamente que existiera embarazo.

En 1983, las 11 personas de Bilbao fueron indultadas. Dos años después, en 1985, se aprobó la primera ley del aborto de la democracia gracias, en una medida, a las movilizaciones que provocó el caso de “las 11 de Bilbao” y a pesar de las presiones ejercidas por la Iglesia y sectores de la derecha.