17.05.2019
2 curiosidades + 1 visita, Palacio de Olite
1. Bécquer se enamoró de este palacio
2. La Torre del Homenaje se eleva 20 metros
17.05.2019
1. Bécquer se enamoró de este palacio
Verdadero! Cuando lo visitó en el siglo XIX le impactó de tal manera el mal estado en que se encontraba que prefirió quedarse con la imagen que había lucido en etapas anteriores y escribió un ensayo detallando cómo era. Aunque habría que emplear el plural, porque en realidad se trata de dos palacios, el primero erigido entre el s. XII y el XIII -hoy Parador de Turismo- y el segundo, el que podemos visitar, tres siglos después. Este palacio es el que recorrió un viajero alemán que, como Bécquer, también quedó seducido por su arquitectura y por una decoración que debía de ser exquisita. Si echamos un vistazo a su cuaderno de bitácora, conservado hoy en el British Museum, descubriremos la impresión que le causó. “Seguro estoy que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso y de tantas habitaciones doradas”. El Palacio de Olite en el siglo XV se encontraba entre los más fastuosos de todos los reinos europeos.
2. La Torre del Homenaje se eleva 20 metros
Falso! Si queremos cincelar muslos y glúteos sin pisar un gimnasio, un ascenso diario a la Torre del Homenaje sería suficiente. 133 escalones separan la cima del suelo. Como es de esperar, el espacio con las vistas más espectaculares sobre el pueblo de Olite y su comarca se había destinado a los aposentos reales, elevados a casi 40 metros de altura. Levantarse de la cama y encontrarse con estas vistas no debía de ser mal comienzo para el día a día.
Estas almenas tienen una visita
Siempre merecerá la pena recorrer la Tierra Media de Navarra y dedicar una mañana a revivir la historia del palacio levantado por orden de Carlos III El Noble para desplegar todo su poderío en una obra que debió de dejar temblando las arcas reales. Si rentabilizó de algún modo la construcción fue en términos de repercusión, el monarca consiguió dejar impresionados a sus huéspedes. Para poder abarcar todo lo que supuso este castillo se requiere cierta dosis de imaginación. Así podremos colocar entre sus muros jirafas, leones y camellos y en su Patio de la Pajarera, donde aún resiste el aviario, la infinidad de especies que batirían las alas y harían ensordecedor el aire atrapado entre las piedras. Este punto exótico definió también al palacio de Olite cuando el Príncipe de Viana, nieto de Carlos III, siguiendo una tendencia cultivada por los reyes europeos, creó allí su propio zoológico. Siglos después el rey del Cartel de Medellín haría suyos estos caprichos de monarca en la Hacienda Nápoles. ¿Os suena?
Periodista, escritora, guionista
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