19.04.2019
Planes de Viernes (Santo)
Como perspectiva, respirar el salitre de la costa cantábrica en abril, cuando el día se va haciendo fuerte y las horas de luz ya son más, resulta sugerente. Hondarribia ofrece esta posibilidad combinada con una procesión que conserva la esencia de los rituales antiguos y puede resultar interesante conocer al margen de creencias particulares.
Las cinco de la tarde, o antes si se pretende ver algo en condiciones, es la hora a la que hay que estar en la parroquia de Ntra. Señora de la Asunción y del Manzano para conectar con un acto que viene reviviéndose desde hace más de cuatro siglos. Se sabe que en 1602 ya se celebraba y desde entonces se han acercado hasta Hondarribia para conocer el Santo Entierro ilustres visitantes británicos como la reina Victoria de Inglaterra y el rey Eduardo VII, representantes de otras casas reales, como el príncipe Alberto de Prusia y nobles tan conocidos como el barón de Rothschild.
Lanzas, escudos, espadas, faldillas de malla… 19 soldados dan inicio a la representación con su salida del Ayuntamiento hasta la iglesia. Oculto tras una cortina negra, en el altar se encuentra el Cristo articulado. En el momento en que el sacerdote lee el pasaje de su muerte en el evangelio la cortina se abre y con cuidado se baja a Cristo de la cruz. En medio de un silencio sobrecogedor los sacerdotes le retiran la corona de espinas y los clavos y colocan su cuerpo en un ataúd de cristal cubierto con un velo. A partir de esos instantes de dramatización de una escena bíblica que se viven con una intensidad absoluta salen los pasos de la procesión a recorrer las calles de Hondarribia custodiados por los soldados romanos y acompañados por una multitud de hondarribitarras y visitantes. Además de cómo público, los vecinos de la villa participan haciendo el papel de los apóstoles.
Al parecer, el impresionante Cristo articulado y la cruz fueron un regalo que hizo a la villa guipuzcoana en 1777 fray Jerónimo de Estella. Esta localidad de la Navarra Media también cuenta con una procesión de Viernes Santo que merece atención. Además de por la calidad de los pasos y la entrega de los personajes participantes coordinados por la cofradía de la Vera Cruz, porque ayuda a desentrañar un misterio. De los y las estellicas se dice que «son tan listos que ven el aire». Y lo hacen, ciertamente poseen esta capacidad sobrenatural. En concreto, el Viernes Santo, cuando desfilan en la procesión los cuatro elementos simbolizados por unos estandartes, el Ayre, el Fuego, el Hagua y la Tierra. Incluso hace unos años se pusieron a la venta de modo temporal unas latas de este «Ayre» decoradas con los diversos pasos.